Michael Newman, un arquitecto muy ocupado que trata de
progresar y tener tiempo para su mujer Donna y sus dos hijos, compra un mando a
distancia que al parecer no sólo sirve para controlar su televisión y su equipo
de música, sino también toda su vida. Rápidamente Michael se vuelve adicto a
este torrente de poder que le permite parar, retroceder y acelerar el tiempo.
Pero antes de que se de cuenta, el mando a distancia lo está
programando a él, más que al contrario. Michael, presa del pánico, no puede,
por más que lo intenta, hacer que el dispositivo pare de decidir qué
acontecimientos de su vida experimentará y cuáles se perderá. Sólo entonces
empieza a apreciar y a aceptar plenamente su vida —lo bueno, lo malo y lo feo.
La misma nos demuestra que la vida no es solo trabajar,sino
que es necesario compartir con nuestra familia para así vivir de verdad. Hace
quenos preguntemos de qué vale que nos matemos trabajando y para qué sirve todo
eso si notenemos el tiempo ni las energías para poder celebrar ese y otros
logros con nuestrafamilia. De qué nos sirve “triunfar” en el trabajo, si
nuestra familia se derrumba. En realidad nada de eso vale la pena, ya que al
final no tendrás con quiénes disfrutar de todoeso por lo que haz trabajado.