Una cosa es lo que decimos y otra lo que queremos decir. El ejemplo que se suele poner es el del iceberg. La parte de éste que está sumergida supone lo que queremos decir mientras que la parte que sale a la superficie es lo que realmente decimos. Así se producen las ambigüedades del lenguaje verbal que nos llevan a entender una cosa por otra.
Lo que vuestras empresas no quieren que sepan sus clientes.
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Sería extraordinariamente interesante que los trabajadores de las grandes
empresas de ciertos sectores clave contaran a todo el mundo lo que hacen
realment...
Hace 1 día
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